Esta
torre del
homenaje, en pié desde mediados del siglo XV, nos habla del pasado de Arenillas, belicoso y señorial en medio de los
campos ondulados de Muñó, nombre mítico de la repoblación cristiana que incluso llega a mencionar Gonzalo de Berceo.
A pesar de los añadidos "modernos", podemos admirar su gallardía.