Ay la fuente.qué gran respeto me daba asomarme a ella y observar aquellas profundas y oscuras aguas que tantos cubos y botijos llenó y que durante mucho tiempo dotó al pueblo de ese bien tan necesario para la vida. Siempre me acordaré de la gran ilusión que me hacía ir con el botijo de mi abuela a llenarlo de esa rica y fresca agua. Gracias a quienes van llenando este entrañable álbum (Mariví).