A mediados del siglo XVI los dominicos del
convento San Pablo de
Burgos erigieron un
monasterio, templo y vivienda, aprovechando la oportunidad que les brindó el entonces cura de dicho
pueblo, don Bartolomé Gumiel, que les cedió su
casa y aledaños con ese fin.
El templo fue dedicado a la Santísima Trinidad.
Con la desamortización de Mendizábal, el templo fue abandonado por los dominicos, y
comprado por el sacerdote residente y algunos hijos del pueblo.
En el año 1900 sufrió un primera reforma.
El
altar mayor consta de siete tarjetones de bajo relieve, dos cuerpos y tres
calles que terminan un hermoso
retablo. Data de 1575. En la planta de tres naves, existen dos
altares colaterales de estilo churrigueresco, magníficamente dorados y rematados.
Construido en el siglo XVI