A pesar de ser santanderina, mis raices paternas proceden de este pequeño pueblo burgalés, que ahora más que nunca me provoca nostalgia su recuerdo, como notalgia me provoca la reciente ausencia de mi padre.
Son muchas la veces que pasé de niña en Barcina, era el punto de encuentro para una familia con 5 hijos, que un día, uno a uno, decidieron marchar en busca de trabajo a diferentes puntos de España.
A pesar de tener unos largos y frios inviernos solitarios, los calurosos veranos, sin embargo, los recuerdo llenos de juventud y de alegría, era el lugar de veraneo y reencuentro de tantas familias como la mia.
Barcina de los Montes en un modesto pueblo de gente humilde pero con mucho encanto. Está compuesto de dos barrios: el barrio de arriba, situado en una colina coronada por un bonita iglesia, colina desde la que hacen resonar sus campanas cada domingo; y el barrio de abajo, situado en zona llana, donde se encuentra el centro "urbano", la plaza mayor, el bar (porque sólo habia uno), el lavadero...
La riqueza del pueblo se basa en sus tierras y en sus gentes, tierras dedicadas a cereales como el trigo y a tubérculos como la patata. ¡y cómo añoro las patatas de Barcina, nunca las encontré mejores! ¡tenían que patentarlas como los plátanos de canarias!
Para aquellos aficionadas a los deportes de riesgo, quiero recomendarles la zona, puesto que desde hace años se creó un club de parapente, a donde acuden desde muchos puntos de España por tratarse de una zona con una orografia que reúne unas condiciones perfectas para disfrutar de este bonito deporte.
Y no me queda más que enviar un saludo a toda su gente, que espero aún haya alguien que pueda recordar a la entonces pequeña Eva, nieta de Pedro e Hilaria.
¡Hasta pronto!
Son muchas la veces que pasé de niña en Barcina, era el punto de encuentro para una familia con 5 hijos, que un día, uno a uno, decidieron marchar en busca de trabajo a diferentes puntos de España.
A pesar de tener unos largos y frios inviernos solitarios, los calurosos veranos, sin embargo, los recuerdo llenos de juventud y de alegría, era el lugar de veraneo y reencuentro de tantas familias como la mia.
Barcina de los Montes en un modesto pueblo de gente humilde pero con mucho encanto. Está compuesto de dos barrios: el barrio de arriba, situado en una colina coronada por un bonita iglesia, colina desde la que hacen resonar sus campanas cada domingo; y el barrio de abajo, situado en zona llana, donde se encuentra el centro "urbano", la plaza mayor, el bar (porque sólo habia uno), el lavadero...
La riqueza del pueblo se basa en sus tierras y en sus gentes, tierras dedicadas a cereales como el trigo y a tubérculos como la patata. ¡y cómo añoro las patatas de Barcina, nunca las encontré mejores! ¡tenían que patentarlas como los plátanos de canarias!
Para aquellos aficionadas a los deportes de riesgo, quiero recomendarles la zona, puesto que desde hace años se creó un club de parapente, a donde acuden desde muchos puntos de España por tratarse de una zona con una orografia que reúne unas condiciones perfectas para disfrutar de este bonito deporte.
Y no me queda más que enviar un saludo a toda su gente, que espero aún haya alguien que pueda recordar a la entonces pequeña Eva, nieta de Pedro e Hilaria.
¡Hasta pronto!