Confieso no entender a mis paisanos de esos años que vivieron llevando con cristiana dignidad, y austeridad de fraile, de una tierra huraña que nada ofrece si no es arrancando sus entrañas. Defienden con nostalgia aquellos tiempos sin reparar en que fueron mucho peores que los actuales. Por supuesto que el ambiente en
Villadiego era mas movido, mas vivo, con muchos jóvenes, con un bullicioso
mercado, pero mucho mas pobre, y como lo pobre y lo viejo, con olor a tocino rancio. Eran los años sesenta
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