En épocas de
lluvia, los manantiales de unos diez
pueblos vierten sus
aguas a los
ríos Hurón y
Mundilla, que entran juntos por la
cueva de Basconcillos y recorren 3.255 metros. Durante su trayectoria atraviesan grandes salas, cañones de más de doce metros de altura,
túneles freáticos moldeados por el
agua y dunas de arena. Es curioso cómo, desde el principio de los tiempos, las crecidas del
río han arrastrado gran cantidad de arena acumulándose en la cueva. Las instituciones deberían organizar recorridos y fomentar el turismo para que todos puedan disfrutar de la cueva del agua. La
foto la entrada de la cueva. Patricio.