Fueron muy populares en la década de los 80. Los
coches eran artesanales, y los fabricaban con componentes de viejos renault 8, volkswagen, u otros coches de la época. Los circuitos eran los mismos que servían para motocross, y las carreras eran espectaculares. Los pilotos lo daban todo, igual daba que no acabaran o el
coche se partiera, la ovación en un salto lo compensaba todo.