Burgos, ciudad milenaria, se alza elegante, vertebrada por el
río Arlanzón al noreste de la meseta norte.
Restos arqueológicos demuestran su poblamiento desde tiempos inmemoriales en épocas prehistóricas, con primeros poblamientos hace unos 100.000 años. Ya fue asentamiento de
pueblos procedentes de la civilización del Vaso Campaniforme con restos fechados hace 4000 años en el llamado cerro de
San Miguel. Fue lugar bajo el dominio de la tribu del
pueblo prerromano de origen céltico de los turmogos y cercano sitio a la importantísima calzada en tiempos
romanos que iba de Burdeos hacia Astorga.
En el año 884, por expreso mandato de Alfonso III de
Asturias, Diego Porcelos, segundo conde de Castilla, repuebla la ciudad de Burgos y nace como bastión defensivo contra las incursiones bélicas de los ejércitos del Islam, construyéndose un
castillo junto a asentamientos ya nombrados por los cronistas árabes en el año 863 que llamaron "Burchia" o "Burdgia".
No está claro el origen etimológico del nombre "Burgos", aunque existen dos teorías, una que lo deriva de burgus,
torre fortificada, y la otra teoría lo hace proceder como apelativo al conjunto de burgos o núcleos de población existentes en aquella época.
Burgos pronto se convirtió en la capital indiscutible de un territorio en expansión y frente de guerra, CASTILLA. Capital primero del condado de Castilla, como tal, se desarrollo protegida por una
muralla y con poblamientos en al falda del cerro dominado por su castillo. Varias eran las
puertas de acceso a esta ciudad cruce de
caminos por su privilegiada posición geográfica y parada obligada del
Camino de Santiago.
Tras convertirse en capital del nuevo Reino de Castilla, el descenso de la frontera con los reinos musulmanes hasta el Tajo y la capital importancia de ser punto clave en el camino de Santiago, convirtieron a Burgos en sede episcopal en el año 1075, llegando nuevos aires culturales procedentes de Europa y un gran crecimiento demográfico, cultural y económico, dándola una gran prosperidad durante varios siglos.
El 20 de Julio de 1221, el Rey Fernando III de Castilla y el obispo Mauricio, ponen la primera
piedra de lo que con los años se convierte en uno de los más bellos ejemplos de
catedrales góticas del mundo.
Muestra es del poder que se atesoraba entonces en la bella capital del reino, construida con gran ambición y elegancia, patrimonio de la humanidad y olvido actualmente de las instituciones nacionales que no saben cuidar su glorioso pasado.
En el siglo XIV, el
comercio burgalés se vio favorecido por el Camino de Santiago y por la cercanía a los
puertos del Cantábrico, con lo que en los siglos XV y parte el XVI, Burgos dominaba el comercio exterior castellano con ingleses, franceses y con Flandes. La lana, hierro de las Vascongadas, aceite, vino, cuero, joyas, especies... enriquecieron la ciudad.
Su máximo apogeo económico y demográfico llega a finales del siglo XV, con un interesante comercio tanto exterior como interior, ampliándose la ciudad más allá del río Arlanzón, construyéndose numerosos
conventos, hospitales y mansiones señoriales.
Con los tiempos Barrocos, la ciudad de Burgos conoce tiempos de menor prosperidad. Las guerras religiosas con Flandes y el traslado de la corte a
Madrid, así como un descenso demográfico debido a las pestes y la hambruna hacen que la actividad económica descienda y se estanque su desarrollo produciéndose incluso un retroceso que duraría incluso durante todo el siglo XVII.
A partir de mediados del siglo XVIII y con la política reformista de los Borbones, se supera la decadencia iniciándose nuevos proyectos urbanísticos que cambiarán la fisonomía
medieval de la ciudad, que tras las malas consecuencias que trajeron a esta ciudad la Guerra de la Independencia, se marcara el perfil urbano que aun se conserva en la actualidad.
Se convierte en centro de poder político, religioso y
militar en la zona, propiciando un futuro desarrollo para el s. XX.
EL principio del siglo XX viene marcado por la guerra civil española. Nuevamente Burgos vive tiempos como capital de la
España Nacional, declarándose la victoria de las tropas franquistas en el
palacio de Capitanía. Tras la construcción de polos de desarrollo industrial, se da un despegue económico e industrial de esta ya una moderna y desarrollada ciudad.