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Portada del Palacio Provincial, sede de la Diputación, BURGOS

El edificio ocupa el solar de la antigua cárcel de Carlos III y fue diseñado por los arquitectos burgaleses Luis Villanueva y Ángel Calleja.
Construido entre 1864 y 1869, durante el reinado de Isabel II, sigue la tradición clasicista y la monumentalidad palaciega, propias del periodo. La construcción se realizó con piedra de Hontoria de la Cantera. Es de planta rectangular y presenta cuatro fachadas con motivos clasicistas, la principal al Paseo del Espolón y la trasera a la Plaza de Santo Domingo de Guzmán.
En su interior destaca la escalera imperial iluminada por claraboya y la decoración con lienzos de artistas burgaleses como Vela Zanetti o Marceliano Santa María.
Con el también decimonónico edificio del Teatro Principal, marca el punto de inicio del acogedor y populoso Paseo del Espolón, justo en el extremo opuesto del también emblemático Arco de Santa María.
Obra de los arquitectos burgaleses Ángel Calleja y Luis Villanueva, su construcción comenzó en 1864 y culminó en 1869 durante el reinado de Isabel II. Sigue la tradición clasicista y la monumentalidad palaciega características de esta época. El edificio actual se levanta tras el derribo en ese mismo punto de una antigua cárcel de época de Carlos III.
A continuación te descubrimos la historia de este palacio y los diferentes usos dados al solar que ocupa.
LA CÁRCEL REAL DE CARLOS III
A mediados del siglo XVI, en el solar que actualmente ocupa el edificio de la Diputación, se localizaba la Cárcel Vieja. El inmueble se hallaba alojado en la Plaza del Mercado Menor, junto a la muralla, el Hondillo y las Carnicerías.
La muralla unía en este sector de la ciudad las puertas de Santa María y San Pablo, puerta no conservada hoy y que se situaba en las cercanías de nuestro edificio protagonista.
En 1512 se acuerda el traslado de las Carnicerías Nuevas a esta zona, al final de la esgueva de la Moneda en su desagüe al Arlanzón, por las molestias que ocasionaban a los vecinos en su anterior ubicación en el Huerto del Rey.
También en las cercanías de la cárcel se localizó la Casa de Mancebía. Fue trasladada en 1581 hasta este lugar junto a la muralla desde su anterior ubicación, desde 1526, en las cercanías del puente y puerta de Santa María, lugar poco discreto y muy próximo a la Catedral. Por el arriendo de esta casa el Regimiento de Burgos ingresaba la importante cantidad de 10.000 maravedís anuales, parte de los cuales entregaba a "los curas y clerigos de la yglesia de San Lesmes, que tienen censo sobre la casa publica de la Ciudad"
La Cárcel Vieja de Burgos contaba con salas para la administración de justicia, calabozos para hombres y mujeres y aposentos para el alcaide y la guardia.
Durante el reinado de Carlos III se derriba la antigua cárcel y se inicia en 1773, en el solar que actualmente ocupa el edificio de la Diputación, la edificación de una nueva Cárcel Pública, más acorde a las ideas ilustradas del momento. El diseño de la nueva Cárcel Real es supervisado por Ventura Rodríguez, el arquitecto más representativo del neoclasicismo español, aunque fue González de Lara, autor también del edificio del Ayuntamiento, el que finalmente ejecuta la obra.
La fachada principal estaba orientada a la Plaza del Mercado Mayor y constaba de un cuerpo central recorrido por pilastras y rematado en un frontón dórico con la inscripción: “Reinado de Carlos III”. Sobre la cubierta cuajada de originales chimeneas y buhardillas, se situaba una estatua representando a la Justicia.
Los presos con delitos graves se aislaban en los calabozos del piso bajo; en el primer piso, los presos distinguidos, y la tercera planta se destina a enfermería y calabozos para mujeres.
El problema de espacio, la unión de hombres y mujeres en un mismo edificio, la ubicación privilegiada en el centro de la ciudad, desde donde la población y los niños observan la conducción de reclusos, así como el progresivo deterioro, llevarán a derribar el obsoleto caserón carcelario.
Tras el derribo de la Cárcel Real de Carlos III, el solar era inmejorable para albergar un edificio que ofreciera la máxima prestancia para la ciudad.
EL PALACIO PROVINCIAL DE BURGOS
La primera piedra del Palacio Provincial de Burgos se coloca el 8 de agosto de 1864, terminado las obras en 1869. Serán los arquitectos burgaleses Luis Villanueva y Ángel Calleja los responsables del proyecto.
El resultado fue un notable edificio de elaboradas fachadas y ricas connotaciones de la arquitectura italiana, considerado por quienes visitaban Burgos como “…la más notable de cuantas obras se han ejecutado en esta población en los tiempos modernos…”. De ahí que fuera elegido para alojar a los reyes cuando viajaban a la capital castellana.
Diseñan un edificio clasicista de 45 metros de largo por treinta de ancho, con cuatro fachadas. La principal se orienta hacia el Paseo del Espolón, mirando al recientemente inaugurado Teatro Principal (1858), en reconocimiento al protagonismo urbano y social que desempeñaba este paseo en la ciudad.
En las dos fachadas principales, el cuerpo inferior se reviste de elegante almohadillado. Los balcones del piso superior están sostenidos por ménsulas profusamente decoradas. La fachada aparece recorrida verticalmente por amplias pilastras jónicas y los vanos están decorados con frontones triangulares y semicirculares. Se remata la parte superior con una cornisa. Un frontón clásico adosado adorna la parte superior de la entrada principal recogida sobre cuatro pilastras.
Dos placas conmemorativas que flanquean la puerta de acceso recuerdan a dos burgaleses ilustres como son Andrés Manjón y Manuel Alonso Martínez. Ambos nombrados hijos predilectos de la provincia de Burgos. El padre Manjón, fundador de las Escuelas del Ave María, lo fue en 1909 y Alonso Martínez, notable jurista, en 1914.
En una de las esquinas de la fachada del Espolón se conserva todavía grabada en uno de los sillares la firma de uno de los arquitectos, Ángel Calleja.
La entrada principal cuenta con tres puertas de ingreso, la central semicircular y las laterales adinteladas que comunican al visitante a un amplio vestíbulo.
En el interior, una monumental escalinata de mármol arranca hasta el primer piso. Hoy, en el descansillo del primer tramo de la escalinata, se halla un magnífico espejo dorado de grandes dimensiones, ampliando ilusoriamente el conjunto, y a los pies, un brasero repujado con escudos y medallones de la provincia.
Una gran bóveda central, coronada por una claraboya octogonal, domina y armoniza el conjunto del edificio. Tiene unos doscientos metros cuadrados decorados por un gran mural cidiano obra del artista burgalés Vela Zanetti (1913-1999). Comienza los bocetos en 1966 y los finaliza en 1969. Se instalará el mural la primavera del año siguiente, retrasándose su inauguración hasta el 31 de enero de 1971.
Vela Zanetti aprovecha la forma rectangular de la bóveda para dividir el mural en cuatro temas, combinando escenarios temáticos corales, como el grupo “El Destierro” y “La Batalla”, frente a cuadros individuales como “El Duelo” y “La Jura de Santa Gadea”. La técnica empleada son pigmentos diluidos en caseína sobre el lienzo, posteriormente adosados al muro. Los tintes amarillos, ocres, rojos y azules dominan la composición. En la escena de La Jura aparece autorretratado el propio Vela Zanetti.
En el Salón de Estrados se encuentra el célebre cuadro del “El Esquileo” (1897) de Marceliano Santamaría. Recoge una escena pastoril de esquiladores y gañanes bajo un parasol de lienzo blanco. También el conocido como “El Retablo de Castilla” (1943), obra del orfebre burgalés Saturnino Calvo Vélez, conocido como Maese Calvo. Elaborado en hierro forjado y repujado, consta de cuatro cuerpos en los que se representa a los personajes que forjaron la historia de Castilla.
La creación artística más antigua conservada en el Palacio Provincial es la pintura al temple sobre tabla de pino que formaba parte del retablo de San Andrés de Añastro, localidad situada en el Condado de Treviño (Burgos). Era un retablo en forma de tríptico, actualmente desmembrado. La tabla central se conserva en el Palacio de la Diputación de Burgos, mientras que las laterales se encuentran en el Museo The Cloisters de Nueva York y en el Museo Zuloaga de Zumaya (Guipúzcoa).
Esta obra, de autor desconocido, hemos de encuadrarla en los últimos años del siglo XIV, de estilo gótico lineal tardío. La tabla expuesta en la Diputación tiene unas dimensiones de 2,32 x 1,62 metros. Representa al apóstol San Andrés sentado sobre un trono formado por dos leones que le muerden los extremos del manto. En actitud mayestática sujeta dos símbolos en las manos: la cruz latina (no la habitual en aspa de San Andrés) y un libro cerrado.
Tras su construcción, el Palacio Provincial de Burgos acogió de manera conjunta las dependencias de la Diputación y las del Gobierno provincial. El piso bajo estaba ocupado por el Archivo Provincial, la imprenta de la Diputación y grandes salas destinadas a la operación de quintas de los mozos para el servicio militar. El primer piso se asignaba a la Diputación con sus salas de sesiones y otras dependencias. En el segundo piso se instaló el Gobierno de la Provincia y la habitación del Gobernador. Por último, en el tercer piso se ubicaba la Dirección de Caminos Vecinales y la habitación de los porteros. Tras la Guerra Civil ambas instituciones se separaron, quedando el edificio en su totalidad a disposición de la Diputación Provincial de Burgos