EL
PASEO DE LA QUINTA recibe su nombre de una antigua propiedad de los prelados burgaleses, conocida como Quinta del Arzobispo. Fue en el siglo XIX cuando se convirtió en un paseo urbano, que unía el
Convento de
San José y
Santa Ana de las Carmelitas, fundado por Santa Teresa en 1582, con el
camino a la Cartuja de Miraflores.
En esos años se regularizó su trazado y se plantaron numerosos
árboles, que convirtieron este espacio en uno de los lugares favoritos para el paseo por parte de los burgaleses.
Se ubica en el margen izquierdo del Arlanzón, en el antiguo y nuevo camino de la Cartuja de Miraflores. En el espacio natural de Las Veguillas, los Viveros Municipales y el
Parque de
Fuentes Blancas, una zona boscosa cercana a la ciudad y próxima a los extensos
pinares de la Cartuja.
Grandes chopos y frondosos
castaños de indias eran los árboles dominantes, y aún lo siguen siendo en buena parte del trayecto hasta la
Fuente del Prior y Fuentes Blancas, donde además se ubicaban el antiguo recinto ferial de las barracas en las
fiestas locales
Pero la vejez de la mayoría de los ejemplares y el mal estado de salud de algunos de ellos, empujó al
ayuntamiento a acometer una intensa remodelación en el primer tramo del paseo, en la última década del siglo XX.
El tramo del nuevo paseo se proyectó a
caballo entre el parque urbano y la naturalidad de un espacio silvestre, intentando recrear los distintos ecosistemas vegetales existentes en la provincia de
Burgos. De esta forma el terreno aparece ondulado, con montículos y grandes
piedras que aportan variedad y espontaneidad al conjunto.
En los últimos años se oyen voces que claman por una nueva reforma del parque, dada la inseguridad
nocturna y el mal uso diurno que dan los espacios y recovecos que se han generado en el paseo entre la vegetación.