Recientes investigaciones apuntan a un posible origen
romano de la ciudad de
Burgos. Aunque, de momento, se sigue considerando que fue fundada en al año 884. Su fundador sería el conde Diego Rodríguez, más conocido como Diego Porcelos.
La ciudad comenzó su expansión a la
sombra del
castillo, entre el cerro de
San Miguel y el curso del
río Arlanzón. Su estratégica ubicación, paso obligado para los peregrinos que se dirigían a Santiago, y la intensa actividad comercial le convirtieron pronto en un próspero núcleo urbano. Pronto se convertirá en la capital del Reino de Castilla, en la Caput Castellae o Cabeza de Castilla como reza nuestro
escudo.
La creciente importancia de Burgos motivó el derribo de la primitiva
catedral románica y su sustitución en 1221 por la actual catedral
gótica.
En lo económico, Burgos experimenta su época dorada en la segunda mitad del siglo XV y principio del XVI. Importancia clave en este momento de esplendor tiene el
comercio de la lana con Flandes. La pujanza económica se corresponderá con una intensa actividad artística y cultural. Es en este momento cuando se levantan grandes
palacios y se acometen profundas obras en la Catedral.
Tras un largo periodo de letargo, los años finales del siglo XVIII y la siguiente centuria suponen un nuevo renacer. Fue para Burgos el siglo de la modernización. Una modernización que culminará en los años 60 del siglo XX. Esa década es clave para la profunda transformación industrial del Burgos que ha llegado hasta hoy.
Esta importancia de Burgos en el pasado nos ha permitido contar en la actualidad con un gran patrimonio histórico-
artístico.