San Amaro fue un peregrino venerado como
santo, su vida quedó enlazada con la ciudad de
Burgos, donde está enterrado.
Nació en algún lugar de
Francia. Fue un penitente que hizo la peregrinación a Santiago de Compostela en algún momento del siglo XIII o XIV. Al regresar de Compostela decide quedarse en Burgos. La ciudad guarda memoria de su estancia, dedicada al cuidado de los peregrinos y pobres enfermos en el tan significativo
hospital del Rey, que actualmente acoge dependencias universitarias.
Su tumba y su
capilla, están situados en las inmediaciones del que fuera el gran recinto hospitalario burgalés y llevan su nombre. En este camposanto era
costumbre enterrar a los peregrinos fallecidos en el hospital y en otros lugares de la ciudad.
Y lo que cuenta la leyenda:
Como es sabido, ciertas
tradiciones y teorías relacionan el
Camino de Santiago con la ruta al extremo occidental del mundo antiguo. En este contexto se incluiría la figura legendaria de un santo de nombre Amaro que se convirtió en marinero para atravesar el océano en la busca del paraíso. Estaría este
jardín de la eterna
juventud en unas islas occidentales situadas más allá del fin de la Tierra. Este otro Amaro iniciaría su periplo desde Asia tras recibir de Dios la recomendación de construir un
barco y navegar con él siguiendo al Sol. O sea, hacia poniente.
Resulta evidente la relación de esta figura legendaria con las tradiciones referidas a la navegación hacia el extremo occidental del propio Santiago el Mayor, una vez muerto en Jerusalén, y la del apóstol San Andrés, que viaja también hacia poniente en una
barca en la que llega hasta el actual
santuario de Santo André de Teixido, en el norte de la costa gallega. En este sentido, se ha interpretado la
tradición de veneración a San Amaro en el noroeste de la Península Ibérica con la cristianización, una vez más, de cultos paganos relacionados con los antiguos mitos del fin de la tierra