EL OBISPO MAURICIO fue quien emprendió la construcción de la
catedral gótica de
Burgos. Era el hombre de confianza del rey Fernando III, y había estudiado en París. En 1213 fue nombrado obispo de Burgos (siendo ya obispo de
Toledo) y en 1215 viaja a Roma, durante el concilio de Petran. En 1219 Mauricio, fue nombrado jefe de una delegación que debía acompañar a Beatriz de Hohenstaufen, la prometida del rey castellano-leonés, desde Suabia (en el sur de
Alemania) hasta la capital burgalesa, donde la
joven pareja contrajo matrimonio, en su catedral
románica, en 1219.
A partir de entonces, tanto el rey como el obispo, maravillado por las esbeltas construcciones góticas que había conocido en su viaje por
Francia hasta Suabia (Amiens, Bourges, Coutances, Reims y Chartres), relanzaron el proyecto de dotar a Burgos de una nueva catedral que siguiera las trazas del nuevo estilo
gótico.
De Francia traería al primer maestro que trabajó en Burgos y cuyo nombre desconocemos. Más tarde se sucederían en el cargo los maestros Enrique y Juan Pérez.
Colocada la primera
piedra por Fernando III y el obispo Mauricio el 20 de Julio de 1221, la construcción avanzó rápidamente pues en diez años, tan sólo, se celebraba el culto religioso en la cabecera del nuevo templo y, en 1238, el propio obispo Mauricio recibió sepultura en el interior de la catedral que, al consagrarse en 1260, ya tenía levantado el segundo cuerpo de la
fachada principal.
En esta ingente construcción intervinieron numerosos arquitectos, escultores, vidrieros y orfebres extranjeros (franceses, germanos, flamencos, etc.) y de los diversos reinos hispanos (el maestro Enrique, Juan de Vallejo o la
familia de los Colonia).
Como recuerdo a este Obispo fundador, una de las quince
campanas de las
torres de la catedral lleva su nombre, la “Mauricia”, año de fundición de 1591, además de varias
estatuas dedicadas a él, la principal, en la
puerta de Sarmental de la que se adjudica su obra a maestros de la
escuela francesa, concretamente del maestro fabriquero Dieu de Amiens.