Existen referencias históricas a esta
fuente que hablan de su existencia desde el silgo XIV, ya en 1395 existe una cédula real que exige que se solucione el litigio entre varias partes sobre el reparto de gastos para su reparación, y las referencias se suceden.
La fuente de
Santa María es protagonista en la
plaza del mismo nombre, adornada en su cara oriental por la
fachada principal de la
Catedral de
Burgos. Es una de las primeras, si no la primera,
fuentes de la capital burgalesa, aunque se aspecto actual se debe a la intervención de Clemente de Quintana, realizada en 1663.