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BUSTILLO DEL PARAMO: Hola, Las Matas, no suelo responder inmediatamente...

Volvemos con el gato.
Pues sí que has escrito un relato bonito, bonito, bonito.
No tiene desperdicio, hay muchas palabras fantásticas, pero entre todo el relato que es una maravilla yo me quedó con: "Atizar la gloria, glorieta". Hay muchas más, pero en aquellos tiempos donde el único calor rico, rico era el de la glorieta. En casa siempre había peleas para encenderla. Pero mi madre con su buen humor, al final conseguia que alguno de nosotros agachara el lomo para meterle, paja, ilagas (que ardia, cosa fina). Y una vez la labor estaba hecha, nos duraba el calor todo el día.
En fin.
Hoy tenemos un día de perros. Frio burgales, haya donde los haya.
Un saludo

Hola, Las Matas, no suelo responder inmediatamente a los mensajes del foro, pero esta vez me has pillado con las ruedas del coche orientadas de nuevo hacia esas tierras que tan hondo calaron en mí cuando no era más que un rapazuelo. Voy a disfrutar otra vez de mis páramos y de mis caminos interminables, esos que tan poco le gustaban a Rosalía de Castro. Yo soy un llanero solitario. De paso podré ver cómo avanzan las obras de la carretera Masa-Villadiego. Si hay algo novedoso lo pasaré a la cámara, pero mucho me temo que las cosas de palacio (en este caso, de la carretera) vayan demasiado despacio.
Me he dado cuenta de que a ti te emocionan las palabras de cuando éramos unos renacuajos; pues mira que hay la tira... y pienso poner más.
Veo también que cuando te emocionas eres capaz de sacar relatos de debajo de las piedras... Estoy seguro de que si te pones a ello comenzarán a salir a la luz del día todas las perrerías (y también alguna gatería) de cuando tenías la edad del pavo, de antes y de después. ¡Sí, hombre, para que nadie diga que "las matas" callando.
Dices que por esos lares hace un tiempo de perros; yo, a falta de tapabocas y de la anguarina de mi abuelo, procuraré encasquetarme bien el anorak, y si el viento o la cellisca me dejan el poco pelo que me queda como si hubiera visto al diablo, me lo atusaré depués para no dar miedo a nadie. Y me volveré contento a casa pensando en aquellos que un día fueron niños conmigo Chindasvinto.