Tengo en mi retina una bonita foto de mi padre sentado en la glorieta, merendando. Sus meriendas eran muy curiosas, pan con cebolla y el porrón de vino, pan con nueces, pan con chorizo... etec había cogido afición a las telenovelas. Y cuando te veía aparecer, siempre te contaba lo malas o buenas que eran los-las protagoniestas. Yo le escuchaba, pero en realidad, donde mis ojos caían era en su compañia gatuna. A su lado, siempre había algun gatillo ronroneando y eso sí me hacía gracia. Se ovillaban a su lado y se daban calor mutuamente. Era una bonita estampa.
Los gatos en casa siempre han tenido su propio trabajo, cazar ratones, por eso cuando algun gatillo se quedaba si su mama. Era mi padre el encargado de ponerlo a buen recaudo, junto a la cocina economica. Allí le ponia su leche con pan bien calentito. Y según iban cogiendo pelaje y fuerza al cabo de unas semanas ya empezaban su tarea.
Como no iban a querer a su segundo papa adoptivo.
Pequeñas cosas.
Los gatos en casa siempre han tenido su propio trabajo, cazar ratones, por eso cuando algun gatillo se quedaba si su mama. Era mi padre el encargado de ponerlo a buen recaudo, junto a la cocina economica. Allí le ponia su leche con pan bien calentito. Y según iban cogiendo pelaje y fuerza al cabo de unas semanas ya empezaban su tarea.
Como no iban a querer a su segundo papa adoptivo.
Pequeñas cosas.