"LA TRILLA" (Otra forma, otro recuerdo, otro retazo de memoria de "quien sabe quien"alguien)
---la escasez de gente joven en núcleos rurales, especialmente en nuestra provincia, hace cada vez más difícil, el que estas tradiciones se transmitan de padres a hijos.
Hacian el verano los "veraneros", y que nada tienen que ver con los"veraneantes"de hoy o "forasteros"como los llamáis otros y eso solo en casa del que podía pagarlos, así se llamaban a los obreros agrícolas que trabajaban desde San Pedro, hasta la vendimia. Con contrato verbal."tantas psetas... y mantenido".
Con el cereal maduro había que segar a mano y hacinar las mieses, apañar en gavillas y morenas, acarrear en plena noche, antes del amanecer. Así, el sol secaba pronto el rocío de las espigas.
Despuès de siega con hoz, vino la jolpa, esta máquina es la "tatarabuela"de las actuales cosechadoras, tirada por las mulas, vuelta tras vuelta va segando y amontonando el trigo cortado en gavillas.
Acarreando recogiendo las gavillas con los horcones y colocarlas encima del carro con maestría para no perderlas de vuelta a la era.
Las espigadoras recorren la tierra con el fin de recoger ls espigas que han quedado en el suelo.
De vuelta a la era, se descargan el carro, las gavillas y se desatan los vencejos esparciendo por toda la era el trigo.
La trilla duraba muchas horas; sin interrupción durante toda la tarde, solo paraban a comer en la era y echar una mínima siesta a la sombra del carro.
Después de varias horas la trilla esta completa la paja ya esta molida y es amontonada en medio de la era con las escobas de brezo.
Terminada la trilla, omontonar la parva y, si daba tiempo, hacer un viaje y acarrear mies antes de cenar. Había que llevar, además, el ganado a beber agua y darle pienso y descanso. Como mucho se dormía entre cuatro y seis horas, y vuelta al acarreo.
Las máquinas segadoras y aventadoras "limpiadoras supusieron un adelanto y descanso importante. Antes de su implantación había que aprovechar a la carrera el viento para limpiar con golpes de bieldo todo el grano posible.
Con el cereal ya en sacos o en el silo, se empacba la paja y se barría la era, para no dejar ni ungrano. Todo valía para pienso de gallinas.
---la escasez de gente joven en núcleos rurales, especialmente en nuestra provincia, hace cada vez más difícil, el que estas tradiciones se transmitan de padres a hijos.
Hacian el verano los "veraneros", y que nada tienen que ver con los"veraneantes"de hoy o "forasteros"como los llamáis otros y eso solo en casa del que podía pagarlos, así se llamaban a los obreros agrícolas que trabajaban desde San Pedro, hasta la vendimia. Con contrato verbal."tantas psetas... y mantenido".
Con el cereal maduro había que segar a mano y hacinar las mieses, apañar en gavillas y morenas, acarrear en plena noche, antes del amanecer. Así, el sol secaba pronto el rocío de las espigas.
Despuès de siega con hoz, vino la jolpa, esta máquina es la "tatarabuela"de las actuales cosechadoras, tirada por las mulas, vuelta tras vuelta va segando y amontonando el trigo cortado en gavillas.
Acarreando recogiendo las gavillas con los horcones y colocarlas encima del carro con maestría para no perderlas de vuelta a la era.
Las espigadoras recorren la tierra con el fin de recoger ls espigas que han quedado en el suelo.
De vuelta a la era, se descargan el carro, las gavillas y se desatan los vencejos esparciendo por toda la era el trigo.
La trilla duraba muchas horas; sin interrupción durante toda la tarde, solo paraban a comer en la era y echar una mínima siesta a la sombra del carro.
Después de varias horas la trilla esta completa la paja ya esta molida y es amontonada en medio de la era con las escobas de brezo.
Terminada la trilla, omontonar la parva y, si daba tiempo, hacer un viaje y acarrear mies antes de cenar. Había que llevar, además, el ganado a beber agua y darle pienso y descanso. Como mucho se dormía entre cuatro y seis horas, y vuelta al acarreo.
Las máquinas segadoras y aventadoras "limpiadoras supusieron un adelanto y descanso importante. Antes de su implantación había que aprovechar a la carrera el viento para limpiar con golpes de bieldo todo el grano posible.
Con el cereal ya en sacos o en el silo, se empacba la paja y se barría la era, para no dejar ni ungrano. Todo valía para pienso de gallinas.