Muy pronto llegarán las fiestas del pueblo. De chico no podía haber mejor fiesta ni cuesta mas alta que la de San Cristolo. El sonido de la acordeón y el del tamboril, se incrustaba en nuestro cerebro, días mas tarde, aun escuchábamos la música olvidada, y el sonido del bote, la estentórea voz. "El dos, los huevos de Honorio" El cuatro, la cuadra".