A principios del Siglo XXI aun hay un pueblo en España cuyo nombre recuerda los tiempos siniestros en los que unos españoles mataban a otros por su religión: Castrillo Matajudíos.
Está al norte de Madrid, en la provincia de Burgos, tiene unos 60 vecinos y lleva cinco años pensando en modificar su nombre para pasar a llamarse Castrillo Motajudíos o Mota de Judíos. Es probable que, el 25 de mayo, coincidiendo con las elecciones al Parlamento Europeo, sus habitantes aprueben también en las urnas ese cambio.
.
En la consulta participarán, según el censo que está elaborando el ayuntamiento, no solo los vecinos allí empadronados, en su mayoría ancianos, sino todos aquellos que tengan algún vínculo con el pueblo.
¿Por qué lo cambian ahora tras llamarse así durante más de cinco siglos? Lorenzo Rodríguez Pérez, el alcalde, ha dado varias razones en declaraciones al Diario de Burgos: El nombre “ofende a más de uno”; ha jugado malas pasadas a vecinos del pueblo en varias partes del mundo como Israel; se han recibido cartas en el ayuntamiento instando a rebautizar la aldea. No dijo que recordaba a los pogromos ni que tenía connotaciones antisemitas.
Rodríguez Pérez asegura que sus antepasados son inocentes. Fueron los del pueblo de al lado, Castrojeriz, los que en 1035 destruyeron la judería, mataron a unos 60 judíos y desterraron a los demás a una colina cerca de Castrillo. El pueblo empezó entonces a llamarse a Castrillo Mota de Judíos, pero un escribano se equivocó y le puso Matajudíos en un documento oficial. Se quedó con ese nombre. La corporación municipal empezó en 2009 a estudiar el cambio.
No me enteré de esta iniciativa del primer edil por el Diario de Burgos sino mediante los correos de Ahmed, un profesor marroquí, que sí había leído el periódico local antes de que la publicasen numerosos rotativos desde Yedioth Ahrenoth (Tel Aviv) hasta Le Monde pasando por el New York Daily News y Die Welt. Ahmed, que pide que su nombre completo no sea publicado, aplaude la propuesta del alcalde Rodríguez Pérez, pero anima a que cunda el ejemplo.
“A mí, como musulmán, me ofende que al pie de algunos cuadros y estatuas de iglesias de España se llame Santiago Matamoros a Santiago Apóstol”, señala en su correo. “Para mí también es una afrenta que una decena de pueblos y ciudades de México se llamen Matamoros”, prosigue. “Pido también que se inicien los trámites para rebautizarlas”.
Está al norte de Madrid, en la provincia de Burgos, tiene unos 60 vecinos y lleva cinco años pensando en modificar su nombre para pasar a llamarse Castrillo Motajudíos o Mota de Judíos. Es probable que, el 25 de mayo, coincidiendo con las elecciones al Parlamento Europeo, sus habitantes aprueben también en las urnas ese cambio.
.
En la consulta participarán, según el censo que está elaborando el ayuntamiento, no solo los vecinos allí empadronados, en su mayoría ancianos, sino todos aquellos que tengan algún vínculo con el pueblo.
¿Por qué lo cambian ahora tras llamarse así durante más de cinco siglos? Lorenzo Rodríguez Pérez, el alcalde, ha dado varias razones en declaraciones al Diario de Burgos: El nombre “ofende a más de uno”; ha jugado malas pasadas a vecinos del pueblo en varias partes del mundo como Israel; se han recibido cartas en el ayuntamiento instando a rebautizar la aldea. No dijo que recordaba a los pogromos ni que tenía connotaciones antisemitas.
Rodríguez Pérez asegura que sus antepasados son inocentes. Fueron los del pueblo de al lado, Castrojeriz, los que en 1035 destruyeron la judería, mataron a unos 60 judíos y desterraron a los demás a una colina cerca de Castrillo. El pueblo empezó entonces a llamarse a Castrillo Mota de Judíos, pero un escribano se equivocó y le puso Matajudíos en un documento oficial. Se quedó con ese nombre. La corporación municipal empezó en 2009 a estudiar el cambio.
No me enteré de esta iniciativa del primer edil por el Diario de Burgos sino mediante los correos de Ahmed, un profesor marroquí, que sí había leído el periódico local antes de que la publicasen numerosos rotativos desde Yedioth Ahrenoth (Tel Aviv) hasta Le Monde pasando por el New York Daily News y Die Welt. Ahmed, que pide que su nombre completo no sea publicado, aplaude la propuesta del alcalde Rodríguez Pérez, pero anima a que cunda el ejemplo.
“A mí, como musulmán, me ofende que al pie de algunos cuadros y estatuas de iglesias de España se llame Santiago Matamoros a Santiago Apóstol”, señala en su correo. “Para mí también es una afrenta que una decena de pueblos y ciudades de México se llamen Matamoros”, prosigue. “Pido también que se inicien los trámites para rebautizarlas”.