Existen noticias de su existencia en el siglo VIII, aunque los restos de la actual pertenecen a la
torre construida en el siglo XV sobre una estratégica
colina, con amplia visibilidad sobre el terreno circundante. Las teorías sobre su origen la hacen remontarse a los tiempos de los foramontanos, cuando se hacía necesaria una vigilancia por parte de esos primitivos asentamientos cristianos ante las frecuentes incursiones sarracenas.
Con el paso del tiempo pasó a ser propiedad de la
familia García de Salazar, una de las más importantes y belicosas de la
historia de las Merindades, y como consecuencia de las constantes luchas con otras
familias rivales pasó de una mano a otra, quedando como testimonio dos pequeños
escudos de armas pertenecientes al a familia Velasco, que pueden verse actualmente sobre el vano de los
ventanales. (1)
La torre ocupa una suave colina escalonada, cuya forma indujo a Balparda a darle una
antigüedad que resulta muy dudosa por no estar documentada. Consta de un cuadrado de 13,30 por 10,80 metros de lado. La
puerta de ingreso debió de encontrarse al Este, frente a una extensa explanada. Sus muros miden 1,10 metros de grosor. Se mantiene en pie únicamente la mitad occidental del
edificio. Al Oeste lucen dos pequeños escudos de los Velasco sobre
ventanas desventradas.
En lo alto hay pequeños vanos bajo arquillos apuntados toscamente tallados en un solo bloque de
piedra. En el resto de los lienzos se abren varias saeteras de diferentes tamaños y a distintas alturas. Un vano del Sur conserva el arranque del
arco rebajado y un asiento tallado en uno de los lados. En su frente interno las saeteras están adinteladas, pero otros vanos se cubren de
arcos de medio punto o bien rebajados, todo de regular dovelaje. Los mechinales indican claramente que la torre tuvo planta baja, tres pisos encima y uno más apoyado en un estrechamiento del muro en su parte superior. Los paramentos se elevarían aún algunos metros para dar lugar al adarve y las almenas.
Los materiales constructivos son pobres, propios de la región, consistentes en estrechas losas” bien trabadas. El interior de los muros está relleno de cal y canto. Hay reformas posteriores, bien manifiestas en los vanos, como indica la tipología de los arcos.