Las cocinas de
Burgos huelen a ajo y a mucha honra, ya que esta planta bulbosa —el allium sativum— que en el mundo mediterráneo se lleva consumiendo desde hace por lo menos siete mil años, forma parte indisoluble de la gastronomía española y por ende de la burgalesa. Además, en nuestra provincia tenemos algunos de los mejores ajos del país que, además, celebran su correspondiente
fiesta anual, coincidiendo con la festividad de Santiago Apóstol.
En
Castrojeriz y en varios
pueblos ribereños de los
ríos Odra y Brullés —Cañizar de Argaño, Villanueva de Argaño, Olmillos de Sasamón,
Castrillo de Murcia…,— se producen algunos de los mejores ajos españoles. El sistema de cultivo, que se sigue realizando a mano sobre terrenos calizos de secano, favorece la obtención de unos ajos grandes, blancos, olorosos y de sabor fuerte y picante. Al no ser regados se conservan frescos durante muchos meses, manteniendo íntegras sus propiedades culinarias, aromáticas y medicinales.
Por su carácter de cultivo exclusivamente familiar, su producción es escasa y solamente se pueden adquirir en los
mercados que, coincidiendo con la festividad de Santiago Apóstol, se celebran en Burgos y Castrojeriz. Esta última población acoge este fin de semana una concurrida Fiesta del Ajo, en la que la exclusiva liliácea se convierte en protagonista absoluta de variados acontecimientos gastronómicos y culturales.