Aparecen referencias documentales a partir del siglo XI, 1094
Cernégula es un pequeño
pueblo que llegó a tener en sus mejores años 417 habitantes (1897: Censo de la población de
España según el empadronamiento hecho en la Península e Islas adyacentes el 31 de diciembre de 1897 por la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico.
Madrid, 1899. Pág. 52.), si bien por aquellas fechas incluía en su censo a los habitantes de la vecina
Quintanajuar.
Su economía era casi exclusivamente agropecuaria.
Las duras condiciones climatológicas condicionadas por la altitud, los durísimos
inviernos y el suelo pedregoso y poco profundo no lo hacen apto para grandes cosechas. Hoy casi exclusivamente cereal –trigo, cebada-, incorporándose recientemente al socaire de las subvenciones, el
girasol; algún año he visto alguna plantación de lino. Tradicionalmente se plantaba, aparte los cereales mencionados, centeno, yeros, titos, arvejas, lentejas y garbanzos, algo de maíz y patatas de siembra, en el Páramo.
La
ganadería era lanar, de raza churra, de carne sabrosa y exquisita, criada en buenos pastos; aves de
corral, gallinas básicamente y animales de tiro: bueyes y
caballos.
La
caza de liebres, conejos, perdices y codornices aportaba un suplemento cuando había suerte.
El
agua se obtenía, hasta la incorporación del agua corriente, de
pozos.
El bosque de carrascas proporcionaba la leña para la cocinar y para calentar la ‘glorieta’ en
invierno.
En las proximidades de Cernégula hubo otros poblados, hoy desaparecidos, como Pozorrubio, Moreco de Ontalba, Los Casares y Cernaulilla. Hoy sólo son visibles, aunque malamente, sus
ruinas.
CERNÉGULA, EL PUEBLO DE LAS BRUJAS
Las leyendas y
tradiciones brujeriles dan como resultado que el nombre del pueblo aparezca relacionado con este tema. No en vano a Cernégula se le conoce como el ‘Pueblo de las Brujas’.
Sin documentación histórica que lo demuestre, probablemente sea resultado de fantasías populares, apoyadas por su localización geográfica, cruce entre
Cantabria,
Navarra y
Galicia, todos ellos con ancestrales tradiciones brujeriles; cerca de Cantabria, lugar de paso de arrieros montañeses que propalarían historias de brujas en torno a La
Charca, llena de encanto y de misterio, y al Espino de las Brujas contiguo.
“Todos los Sábados las brujas de Cantabria... tras churrar (uuuyyyy!)... en las cenizas del hogar y al grito de... ‘¡Sin Dios y sin
Santa María, por la
chimenea arriba!’... parten volando en escobas o transformadas en cárabos... rumbo a Cernégula... pueblo de
Burgos donde celebran sus
reuniones brujeriles alrededor de un espino... para... luego del bailoteo, chapuzarse en una charca de agua
helada...
Se dice que en una
gruta cercana a Suances... junto a una bolera de oro soterrada... Allí, las brujas celebran su aquelarre... o parten en humeante enjambre hacia Cernégula... lo que explica el cantar:
‘De la
cueva de Ongayo salió una bruja con la greña caída y otra ‘brujuca’. Al llegar a Cernégula ¡válgame el
cielo! un diablo cornudo bailó con ellas. Por el Redentor, por Santa María, con el rabo ardiendo ¡cómo bailarían...!"
http://www.merindadderioubierna.com/vt/cultura_cernegula.htm