En la parte alta del
pueblo podemos distinguir el perfil de la
ermita de Nuestra Señora de la Tabla.
Esta curiosa advocación tiene su origen en la
tradición según la cual una niña estuvo a punto de ahogarse en el
río, pero en el último momento se le apareció la
virgen (nunca mejor dicho) ofreciéndole una tabla donde asirse para salvarse.
La ermita celebra su
fiesta en torno al 8 de septiembre, momento en el que la imagen es trasladada a la
iglesia del pueblo (al otro lado del río) en donde permanece hasta la semana siguiente.