La chispa de la motivación y el método
En los comienzos del reconocimiento oficial de la crisis económica española en los años 2010-11. En el comienzo de los recortes, el viajero que pasó por Congosto les expone que es mejor olvidarse de las subvenciones y de las ayudas institucionales, y luchar por salir adelante por sus propios medios. Las ayudas no llegarán y si lo hacen ya será tarde. Si se sigue esperando, el edificio de la iglesia y el pueblo entero se perderá. Solo con el propio esfuerzo y trabajo, más la generosidad y solidaridad de otras personas cercanas y amigos que se sumen a esta causa se puede salir adelante. Se les invitó y se les motivó a los vecinos a recordar sus orígenes, cuando había solidaridad, cuando con los trabajos comunales se hacían caminos, se cuidaban las fuentes, se ayudaban en el campo a los vecinos enfermos, se arreglaban sus edificios públicos, y tantas cosas más.
Para dar el gran paso del cambio, hacía falta algo, una chispa, una motivación, una ilusión, un objetivo que permitiese unificar las primeras voluntades para intentar algo que para casi todos parecía un reto imposible.
Y así empezó todo. Al principio fueron unos pocos, muy pocos, los que empezaron sin esperar a los demás. No se podía esperar. El que se quisiera unir era libre de hacerlo, y el que no se quisiera unir también era libre. Nadie reprocharía nada al que se mantenga al margen, pero solo se les pedía una cosa "Que dejasen hacer a los que si querían y que no pusieran obstáculos".
Lo difícil siempre es el primer paso, y lo que parecía imposible pasó. La chispa prendió y la noticia se disperso de boca en boca, por pueblos cercanos y llegó a muchos vecinos emigrados y familiares. También llegó a muchas personas que sin tener ninguna relación con el pueblo se unieron en esta demostración de solidaridad. Y hoy son muchos, cada vez más y llegados de muy lejos, los que se han sumado a los Voluntarios por Congosto (VxC) para sacar adelante este proyecto.
Los periódicos locales se hicieron eco de la noticia. Las radios y televisiones regionales se sumaron a difundir lo que en Congosto estaba sucediendo, para que todos tengan la evidencia de que hace más el que quiere que el que puede.
Hoy en Congosto de Burgos, después de dos años han cambiado mucho las cosas, y uno de los símbolos más representativos de este movimiento de solidaridad está a punto de alcanzar su objetivo. La iglesia de San Pedro de Congosto que había sido abandonada y saqueada hasta quedarse en estado de ruina, está viendo reconstruida sus cubiertas, sus fachadas, su interior y su entorno. Pero además el pueblo está reconstruyendo su historia documentada, su entorno natural y sus fiestas perdidas. Incluso muchos de los edificios particulares derruidos están volviendo a reconstruirse y repararse.
En los comienzos del reconocimiento oficial de la crisis económica española en los años 2010-11. En el comienzo de los recortes, el viajero que pasó por Congosto les expone que es mejor olvidarse de las subvenciones y de las ayudas institucionales, y luchar por salir adelante por sus propios medios. Las ayudas no llegarán y si lo hacen ya será tarde. Si se sigue esperando, el edificio de la iglesia y el pueblo entero se perderá. Solo con el propio esfuerzo y trabajo, más la generosidad y solidaridad de otras personas cercanas y amigos que se sumen a esta causa se puede salir adelante. Se les invitó y se les motivó a los vecinos a recordar sus orígenes, cuando había solidaridad, cuando con los trabajos comunales se hacían caminos, se cuidaban las fuentes, se ayudaban en el campo a los vecinos enfermos, se arreglaban sus edificios públicos, y tantas cosas más.
Para dar el gran paso del cambio, hacía falta algo, una chispa, una motivación, una ilusión, un objetivo que permitiese unificar las primeras voluntades para intentar algo que para casi todos parecía un reto imposible.
Y así empezó todo. Al principio fueron unos pocos, muy pocos, los que empezaron sin esperar a los demás. No se podía esperar. El que se quisiera unir era libre de hacerlo, y el que no se quisiera unir también era libre. Nadie reprocharía nada al que se mantenga al margen, pero solo se les pedía una cosa "Que dejasen hacer a los que si querían y que no pusieran obstáculos".
Lo difícil siempre es el primer paso, y lo que parecía imposible pasó. La chispa prendió y la noticia se disperso de boca en boca, por pueblos cercanos y llegó a muchos vecinos emigrados y familiares. También llegó a muchas personas que sin tener ninguna relación con el pueblo se unieron en esta demostración de solidaridad. Y hoy son muchos, cada vez más y llegados de muy lejos, los que se han sumado a los Voluntarios por Congosto (VxC) para sacar adelante este proyecto.
Los periódicos locales se hicieron eco de la noticia. Las radios y televisiones regionales se sumaron a difundir lo que en Congosto estaba sucediendo, para que todos tengan la evidencia de que hace más el que quiere que el que puede.
Hoy en Congosto de Burgos, después de dos años han cambiado mucho las cosas, y uno de los símbolos más representativos de este movimiento de solidaridad está a punto de alcanzar su objetivo. La iglesia de San Pedro de Congosto que había sido abandonada y saqueada hasta quedarse en estado de ruina, está viendo reconstruida sus cubiertas, sus fachadas, su interior y su entorno. Pero además el pueblo está reconstruyendo su historia documentada, su entorno natural y sus fiestas perdidas. Incluso muchos de los edificios particulares derruidos están volviendo a reconstruirse y repararse.