Su
iglesia, dedicada a
San Martín, obispo, es renacentista,
monumental, de tres naves, planta de
salón y
columnas cilíndricas,
cúpula de yeso y
bóvedas de artesonado moderno. El
ábside es rectangular y en dos de las paredes aparecen algunas laudas
romanas y vestigios
románicos.
La
portada es renacentista, con pilastrones y friso,
arco de medio punto, dos medallones,
hornacina con Padre eterno y
cruz. Y la
torre
es cuadrada, rematada en bolas, con ocho huecos, dos
campanas y un campanillo.
La
pila es renacentista, avenerada por fuera, con pie clásico, buena. (la del
agua bendita es renacentista con venera, de 1576). El
retablo mayor es clasicista, bueno, con buenas imágenes. Hay un buen Crucificado de pared y buenos relieves en sagrario.
Púlpito de
piedra y una sepultura.
Sus libros parroquiales comienzan en 1611.
Su mejor joya, sin duda, es la interesante
ermita del
Cristo de San Sebastián, de comienzos del siglo XII, probablemente construida sobre otra visigótica, con ábside rectangular y
arcos ciegos.
Queda también otra ermita en bastante mal estado, dedicada a San Roque. Y otro
puente, también
romano.
Es de capital importancia su
castillo, levantado por el conde Gonzalo Fernández en 942. los restos que ahora quedan son
medievales. Queda también un arco de la antigua
muralla, que da entrada al
pueblo.
Su puente romano da idea de la calzada que llegaba a Coruña desde Numancia y
Zaragoza.
Hay un
rollo-crucero en la
plaza frente al
ayuntamiento con
columna sencilla, tal vez
romana, y muy decorada la parte superior; probablemente del siglo XVII.
Formó parte de su población una importante
judería.
A finales del siglo XV nace el padre Antonio Serna, dominico, misionero en
México escritor.
En la primera mitad del siglo XVI comienza sus días el ilustrísimo Sr. fray Agustín de Coruña, Agustín Gormaz Velasco, misionero agustino, obispo de Popayán, en
Perú, en 1562, gran defensor de los indios, que murió con fama de santidad. Escritor.
En 1760 ve la luz Diego Marín Aguilera, precursor de la aviación universal. “El primer hombre que voló”. Tiene dedicado un
monumento a la aviación en su nombre.
En torno a 1930 viene a la vida Alejandro langa Aguilar, que escribe un extenso libro sobre su pueblo.
En la actualidad pueden admirarse las obras de Félix Prieto, antiguo herrero de la localidad, que aprovecha los más variados materiales (tornillos, etc.) para sus sugerentes composiciones.
Se han catalogado en su suelo un hacha anterior a la Edad del Bronce y un “depósito de la Edad del Bronce” (siglo X a. C) y dos
yacimientos arqueológicos
Romanos y dos Medievales