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COVANERA: El día de ayer, 7, domingo, he visitado el pueblo,...

El día de ayer, 7, domingo, he visitado el pueblo, buscando, de acuerdo con Richar(así se hace llamar el cura, incitando a la cordialidad)el románico de la iglesia del pueblo dedicada en su advocación a San miguel Arcángel. No soy de excesiva inclinación religiosa, pero, os reto a que, oída la Misa en Covanera, alguien salga sin la sensación de que es un acto de formalización familiar y entrañable. Yo, al final, oída la Misa por el puro compromiso de sensibilidad y correspondencia al haberme sido dado conocer el románico de la iglesia, lo califiqué como un acto con relieve, frente a los tantos actos planos que soportamos. Para mí fue como esas figuras que se salen del plano y se dejan tocar y te van expresando en los dedos la voluptuosidad de lo cercano.

Un urra por el cura Richar y por la gente que habiendo acudido a la Misa, me hizo sertirme bien al formar ese corrillo en el momento de cogerse las manos como en el corro de las patatas, pero de adultos.

Ah, y luego el café en el bar! ¡Un café solo, glorioso! Me dijeron que ifluían un montón de circunstancias: el agua, el café producto, la molturación, la temperatura del filtrado y, por supuesto la mano del hacedor del café. Pues, olé que café.

No quedó todo ahí. Si el plato fuerte fue el sentir a la gente en la Misa, el postre fue la visita al Pozo Azul. ¡Solo para mi! ¡A mis anchas! Gritando como un venado sin temor a hacer el ridículo. ¡Un día completo!
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