Esta
estatua en
homenaje a la Princesa Kristina de Noruega, que llegó a
España para contraer matrimonio con el rey Alfonso X "El Sabio", pero que acabó casada con su hermano, el infante D. Felipe, que era abad de la
Colegiata. La Princesa murió en
Sevilla en 1262, pero su cadáver fue trasladado a la Colegiata de
San Cosme y San Damián donde descansan sus restos en un sarcófago
gótico.