El terreno que separa
Burgos de
Cantabria ha dado lugar a uno de los complejos kársticos más espectaculares del mundo, Ojo Guareña. A través de esta ruta espeleológica se descubre cómo ha sido la evolución de un lugar habitado desde hace más de 15.000 años. La cara sur de la Cordillera Cantábrica guarda un universo subterráneo. Kilómetros y kilómetros de
cuevas, galerías cerradas,
valles ciegos, simas y dolinas que conforman este laberinto de
roca caliza tallado durante millones de años por la acción del
agua.