El
agua es precisamente el protagonista del lugar. Galerías talladas por el curso de los
ríos subterráneos Guareña y Trema; estalagmitas, estalactitas y coladas
fruto de la erosión que decora las salas; microorganismos brillantes que colonizan las gotas de agua de las paredes, y hasta fósiles marinos que se quedaron eternizados en la
roca sedimentaria.