Estas
aguas, penetrando a través de las
rocas calizas y excavando el terreno son las principales artífices de un
paisaje incomparable. Las gentes que habitaron estas tierras desde tiempos remotos supieron adaptarse a las mismas y transformarlas en función de sus necesidades tanto materiales como espirituales. Utilizaron las cavidades en la
roca para refugiarse y defenderse, pero también para expresarse mediante pinturas y grabados en sus paredes, así como creando espacios de
reunión y de gobierno y lugares sagrados destinados al culto.