IGLESIA DE SANTA ANA
La Iglesia se encuentra en el centro del casco urbano y Pascual Madoz que llama a la población Cuevas de Villadiego, dice que esta bajo la advocación de Nuestra Señora de la Ascensión.
Es un templo levantado de nueva planta hacia la segunda mitad del siglo XVI incluso ya a lo largo del XVII, con cabecera poligonal, una sola nave precedida de crucero, y con torre a los pies. El único elemento que puede encuadrarse en el espacio artístico que estudiamos es la pila bautismal, ubicada en el muro norte, en el hueco de una antigua portada posteriormente cegada. E realidad esta empotrada en el muro y hasta el extremo que parte de su embocadura aflora en el exterior del templo, a pesar del engruesamiento que se hizo en ese, sector de paramento. Por tanto en el interior de la iglesia, solo es visible la mitad de la pieza.
Se trata de une piedra tallada en piedra caliza, de 85 cm., de altura y 127 de diámetro, compuesta por un baso troncocónico sobre un corto pie circular embadurnado de cemento. La embocadura esta recorrida por el típico bocel y la superficie externa del vaso muestra una serie de arquillos escarzados, con finas columnillas de basas y capiteles insinuados y con las enjutas ocupadas con triángulos rebajados. Debe tener doce arcos de los cuales solo son visibles cinco, en cuyo interior se suelen disponer diferentes figuras y formas geométricas, a veces de complicada interpretación. De esos cinco arcos una solo esta vació. Otro porta siete barras, el tercero un castillete y los otros dos sendas figuras y formas que podrían interpretar –con la suficiente imaginación- como una hoja de guadaña y una especie de pico ó quizás el martillo para picar la guadaña.
El interior del vaso ha sido retallado, mostrando claras diferencias en cuanto al instrumento con que fue labrado, percibiéndose además el arranque de otro bocel que recorría la embocadura por la cara interior.
En cuanto a su cronología, a pesar de los pocos datos que pueden aportar tan extraña decoración, creemos que no se puede dudar de su filiación románica, mostrando el típico vaso troncocónico que comparten tantas pilas bautismales de la época, una forma que después parece extinguirse.
La Iglesia se encuentra en el centro del casco urbano y Pascual Madoz que llama a la población Cuevas de Villadiego, dice que esta bajo la advocación de Nuestra Señora de la Ascensión.
Es un templo levantado de nueva planta hacia la segunda mitad del siglo XVI incluso ya a lo largo del XVII, con cabecera poligonal, una sola nave precedida de crucero, y con torre a los pies. El único elemento que puede encuadrarse en el espacio artístico que estudiamos es la pila bautismal, ubicada en el muro norte, en el hueco de una antigua portada posteriormente cegada. E realidad esta empotrada en el muro y hasta el extremo que parte de su embocadura aflora en el exterior del templo, a pesar del engruesamiento que se hizo en ese, sector de paramento. Por tanto en el interior de la iglesia, solo es visible la mitad de la pieza.
Se trata de une piedra tallada en piedra caliza, de 85 cm., de altura y 127 de diámetro, compuesta por un baso troncocónico sobre un corto pie circular embadurnado de cemento. La embocadura esta recorrida por el típico bocel y la superficie externa del vaso muestra una serie de arquillos escarzados, con finas columnillas de basas y capiteles insinuados y con las enjutas ocupadas con triángulos rebajados. Debe tener doce arcos de los cuales solo son visibles cinco, en cuyo interior se suelen disponer diferentes figuras y formas geométricas, a veces de complicada interpretación. De esos cinco arcos una solo esta vació. Otro porta siete barras, el tercero un castillete y los otros dos sendas figuras y formas que podrían interpretar –con la suficiente imaginación- como una hoja de guadaña y una especie de pico ó quizás el martillo para picar la guadaña.
El interior del vaso ha sido retallado, mostrando claras diferencias en cuanto al instrumento con que fue labrado, percibiéndose además el arranque de otro bocel que recorría la embocadura por la cara interior.
En cuanto a su cronología, a pesar de los pocos datos que pueden aportar tan extraña decoración, creemos que no se puede dudar de su filiación románica, mostrando el típico vaso troncocónico que comparten tantas pilas bautismales de la época, una forma que después parece extinguirse.