"Se suele admitir que, en época anterior a la instalación de los cántabros, astures y celtas galaicos, la franja septentrional correspondiente pudo estar habitada por pueblos afines al vasco. [...] A este fondo primario son atribuibles topónimos como, en Santander, Selaya (vasco prado "campo, prado")[...] En la frontera meridional de Cantabria, Amaya proviene del vasco amar, amai "límite" [...]. RAFAEL LAPESA, Historia de la lengua española, editorial Gredos, 1980, pág.34.