LOS BUEYES
Es el paso cansino del buey, ese toro sumiso por castrado, un paso perdido en la provincia. Ya no se ven bueyes por ningun lado, ni al norte ni al sur, ni alregañon ni al solano. Parece que se los hubiera tragado la tierra.
¿Alguien ha visto un buey hace pocos dias?. Silencio. ¿Que fue de ellos, quiza un malavolo virus informatico se los llevó a todos? Y sin enbargo, hasta hace poquito el buey, el rey, fue tan inseparable del campesino burgales como la boina. Posiblemente, sin la pareja de bueyes no hubiera existido el campesinado, quizas tampoco aldeas ni pueblos. Obserbamos ahora, en las tierras, surcos geometricamente, milimetricamente trazados y ya no vemos bueyes. No se ara, no se trilla, y por eso tampoco se maldice ni blasfema punzando, amenazando al rey del secano burgales. No hay boyeros que toquen el cuerno al amanecer. Ya no hay sufridos campesinos y si sucedanios de labradores, que mas que mirar al cielo de la lluvia y el sol, imploran a la paternalista y generosa Bruselas del reino de jauja. Pronto no abra ni pueblos. La tierra para el que la trabaja. osea para los tractores que se llevaron los bueyes a las arroturas del olvido.
Elias Rubio Marcos (los pueblos del silencio)
Es el paso cansino del buey, ese toro sumiso por castrado, un paso perdido en la provincia. Ya no se ven bueyes por ningun lado, ni al norte ni al sur, ni alregañon ni al solano. Parece que se los hubiera tragado la tierra.
¿Alguien ha visto un buey hace pocos dias?. Silencio. ¿Que fue de ellos, quiza un malavolo virus informatico se los llevó a todos? Y sin enbargo, hasta hace poquito el buey, el rey, fue tan inseparable del campesino burgales como la boina. Posiblemente, sin la pareja de bueyes no hubiera existido el campesinado, quizas tampoco aldeas ni pueblos. Obserbamos ahora, en las tierras, surcos geometricamente, milimetricamente trazados y ya no vemos bueyes. No se ara, no se trilla, y por eso tampoco se maldice ni blasfema punzando, amenazando al rey del secano burgales. No hay boyeros que toquen el cuerno al amanecer. Ya no hay sufridos campesinos y si sucedanios de labradores, que mas que mirar al cielo de la lluvia y el sol, imploran a la paternalista y generosa Bruselas del reino de jauja. Pronto no abra ni pueblos. La tierra para el que la trabaja. osea para los tractores que se llevaron los bueyes a las arroturas del olvido.
Elias Rubio Marcos (los pueblos del silencio)