Románico de mediados del siglo XII de la
escuela de Esgueva, semicircular y un llamativo repertorio de
canecillos con interpretaciones muy personales del bestiario tradicional románico. En estos pueden vislumbrarse animales (el perro está hecho con una destreza escultórica tan singular que parece una intervención moderna), bestias o figuras humanas que representan al gremio de los escribas, los soldados, monjes etc.