En seguida la policía arrestó a Cecilia y le exigió que renunciara a la religión de
Cristo. Ella declaró que prefería la muerte antes que renegar de la verdadera religión. Entonces fue llevada junto a un
horno caliente
para tratar de sofocarle con los terribles gases que salían de allí, pero en vez de asfixiarse ella cantaba gozosa (quizás por eso la han nombrado patrona de los músicos).