La empresa resulta especialmente dura
para el
pueblo invasor en las
montañas cántabras ya que Don Pelayo en el reino de
Asturias los derrota constantemente y extiende su reconquista por las zonas limítrofes. En Val Espinosa, los musulmanes son atacados pero, gracias a la ayuda que reciben de los árabes residentes en Medina de Pomar, renuevan fuerzas y plantan cara dificultando especialmente la victoria.