Era el año 1006, y a grandes rasgos podríamos decir que las dos terceras partes al sur de la Península ibérica estaban en poder musulmán y que la Reconquista aún tenía mucho
camino por delante. En aquel tiempo, el conde don Sancho García invitó a sus dominios en
Burgos a un líder árabe, Mahomad Almohadio. En el encuentro, plagado de banquetes,
homenajes y
fiestas, el invitado enamoró a la madre del rey castellano, que se llamaba doña Aba.