Advertido don Sancho, cuando su madre le ofreció el refresco envenenado, el conde le dijo que lo probara ella primero. Al negarse, quedó la sospecha probada, pero
para añadir más épica a la leyenda, se cuenta que el hijo insistió a su madre para que bebiera y esta acabó por hacerlo, sabiendo que moriría al momento. Expiaba así su pecado.