Parece que custodiar el sueño del rey era su principal labor, pero no la única. Cuando moría el rey, los monteros vigilaban el cuerpo hasta que recibía sepultura. Sin apartarse de él ni un momento, ya fuera día o
noche. Es cierto que, viendo el número de monteros que ha habido a lo largo del tiempo, sí parece cierto que no pueden ser más que una defensa simbólica o en un ámbito tan reducido como el dormitorio real.