Hoy nos ha dejado Piedad,
Te recordaremos siempre por estar siempre ahi, dispuesta a abrir las
puertas de su
tienda cuando le surgía alguna necesidad de última hora al hospitalero o al peregrino.
Llevaba años y años encargándose de abrir la
puerta de la
iglesia bien temprano por las mañanas para que los peregrinos pudieran entrar a cualquier hora a rezar y que nunca se la encontrasen la puerta cerrada.
Gracias Piedad por todo tu cariño con los hospitaleros y peregrinos que pasaban por este
pueblo,
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