El
Castillo corona el cerro de la Muela logrando una posición estratégica privilegiada sobre el
valle y el paso del Ebro. Es uno de los
castillos roqueros más espectaculares de Castilla.
La primera mención de la fortaleza de
Frías data del año 867. La
fábrica que actualmente se observa es de finales del siglo XII, principios del XIII, fechas en torno al reinado de Alfonso VIII. Tiene un marcado carácter defensivo. El conjunto de la
torre del
homenaje está separado del resto de la edificación manteniendo su propio sistema de defensa.
Se accede a su interior por medio de un
puente (en origen levadizo) sobre un foso excavado en la
roca y una antepuerta que da acceso a la
puerta principal protegida por una
reja de acero ya desaparecida. La defensa se basa en una estratégica ubicación de una roca bajo la torre del homenaje. Todo el perímetro del castillo tiene altos muros, con numerosas saeteras, rematado por un cuerpo almenado.
En torno al amplio
patio de armas quedan restos de sus antiguas dependencias como
graneros,
bodegas o estancias de servicios.
Desde la parte superior de la torre del homenaje y desde los tres
ventanales de sus muros, rematados por
capiteles románicos, la vista de la ciudad es excelente.
La torre del homenaje de este castillo ha tenido tres caídas documentadas a lo largo de la
historia. La última de ellas, acaecida en 1830 y con 30 víctimas mortales, tuvo que ver con la voladura de una de las
puertas de las
murallas de la ciudad por parte del
ejército de Napoleón durante la guerra de la independencia.