Las disputas entre Castilla y Navarra mantuvieron al norte burgalés en contínua tensión militar durante buena parte del siglo XI. En lo alto de Petralata (entre la sierra de Oña y montes Obarenes), cerca de la Aldea del Portillo, alzaron los navarros un castillo hacia el año 1040. Desde allí vigilaban y gobernaban sus alcaides a Frías y valle de Tobalina. La mención de los tenentes se prolonga hasta mediados del siglo XII. Después se recuerda en alguna ocasión, tan solo su alfoz.