Detrás estaban los López de Haro como se sabe que ocurrió, por ejemplo, en Bardauri (Miranda). Al reponerse, el monarca vendría por dos veces a nuestra villa (años 1205 y 6), sin duda para seguir personalmente la marcha de su querido proyecto. La conmoción que trajo la obra de Alfonso VIII, produjo un desajuste de intereses que aflorarían unos años más tarde. Primero hubo descontento entre los propios vecinos, después el cabildo de
San Vicente exigiría ciertos derechos a los clérigos de Tobalina y, finalmente, valiéndose de la fuerza que le proporcionaba el control de su
castillo, se enfrentaría en larga disputa con el
monasterio de Oña por la pertenencia de ciertos
montes, derechos y aldeas que
Frías consideraba suyas, como Trespaderne, Valdenubla, Arroyuelo, Palazuelos… Estas últimas dudas procedían del arriba citado cambio de Mijangos por otros bienes.