Y, en nuestra tierra, llenar un vacío legal escrito pues hasta entonces se había guiado por el Fuero Juzgo, viejas
costumbres, “fazañas” de hombres buenos, los supuestos Jueces de Castilla, decisiones concejiles y, a veces, fueros de albedrío, todo lo cual daba lugar a un gran desorden y confusión a la hora de juzgar.