Los vecinos de
Frías, que desde 1202 disfrutaban de un generoso fuero real, tuvieron que luchar a capa y espada para defender sus privilegios, protagonizando una heroica revuelta popular que más de ocho siglos después sigue recordándose con una singular
fiesta a finales de junio, coincidiendo con
San Juan. Mientras gentes de toda
España se preparan para «quemar lo viejo» en las
hogueras, al norte de la provincia de
Burgos, la ciudad más pequeña del mundo se afana en rescatar esa antigua batalla y homenajear a su «Gran Capitán». Aquel
joven que, en aquel remoto año de 1.450, capitaneó a los vecinos de Frías contra las tropas del Conde de Haro para defender los fueros otorgados quince años antes por el rey Juan II de Castilla.