Dominado por un peñasco y por el
río Ebro, bajo
puente medieval fortificado. El
castillo, de planta regular, que parece estar oteando el extenso
valle de Tobalina, tiene
ventanales con parteluces, conserva tres ajimeces con
capiteles románicos de inicios del siglo XIII que representan guerreros a
caballo y aves fantásticas.
Consta de una
torre del
homenaje y una
plaza de armas, de forma cuadrada irregular, con foso y cubos en las
esquinas. Después de la reconstrucción de Alfonso VIII en el siglo XV, pasó al Señorío de los Fernández de Velasco. Castillo de
torres circulares que separan el castillo del resto de la
muralla, y de torre cuadrada que cubre una
puerta, y la barrera y el foso que le preceden.