Es la
iglesia que más resalta de las que tiene y tuvo la ciudad. Ubicada en un extremo del cortado rocoso, de su primitiva construcción
románica sólo quedan algunos restos, ya que tras la caída de su
torre en 1904 se levantó una nueva. Su
portada principal hoy se exhibe en el
Museo de los
Claustros de Nueva York.
Entre los siglos XIV y XVI se añaden dos
capillas a la nave principal, la del
Santo Cristo de las Tentaciones y la de la Visitación. En el interior se pueden admirar
retablos,
altares, sepulcros, pinturas, así como una amplia colección de imaginería religiosa. Está situada en la
plaza del Cardenal Benlloch.