La última reconstrucción fue realizada por Alfonso VIII y en el siglo XV paso al señorío de los Velasco. Los restos que conservamos permiten reconstruir perfectamente todas las partes de un castillo medieval su foso, el puente levadizo, el recinto almenado, el patio de armas y las dependencias interiores, granero, bodega... Sobre todo su inexpugnable torre del homenaje que prolonga el amenazante peñasco y desde la que se puede obtener una vista que bien merece salvar el vértigo.