Topónimo
La toponimia romance (incluida la hagionimia) es signo evidente de una repoblación
medieval, tal como ocurrió con Amaya. Únicamente La Ulaña quedó como reminiscencia de sus antiguos pobladores. La lengua a la que se adscribe esta raíz es denominada paleoeuropeo. En la Península Ibérica parece que su presencia fue anterior a las lenguas indoeuropeas prerromanas históricas, el lusitano y el celta. (Villar, 1996: 503-514).