El buen Dios había querido dirigir su pasos no hacia el occidente, el lugar en el que sus antepasados creían que resucitaban las almas y emprendían el camino de regreso al cielo, sino hacia unas tierras extrañas, pero hermosas. Unas tierras que todos conocían con el nombre de Fuente Urbel.
Tanto el destino de Aidan como el de su grupo cambió, como ocurre siempre, sin ellos buscarlo. Movido por la curiosidad, Aidan se dirigió hacia uno de los acantilados de la abrupta costa a la que acababan de ... (ver texto completo)
Tanto el destino de Aidan como el de su grupo cambió, como ocurre siempre, sin ellos buscarlo. Movido por la curiosidad, Aidan se dirigió hacia uno de los acantilados de la abrupta costa a la que acababan de ... (ver texto completo)